Sandberg, de 52 años, fue parte de una cohorte de mujeres en empresas tecnológicas importantes que ofrecieron conferencias magistrales, ascendieron al nivel de fundadores como Larry Page y Mark Zuckerberg y ocuparon un lugar en encuentros empresariales de gran relevancia como la conferencia de Allen & Co. en Sun Valley, Idaho. Sin embargo, con el paso de los años, muchas de estas mujeres —entre ellas, Marissa Mayer de Yahoo, Meg Whitman de Hewlett Packard Enterprise y Ginni Rometty de IBM— se han marchado, a menudo con sus reputaciones hechas trizas.
En términos más generales, en años recientes, las mujeres no han avanzado mucho en los niveles más altos de Alphabet, Apple, Amazon, Meta y otros gigantes tecnológicos, donde los pasillos del poder siguen dominados por los hombres. El récord de la industria para mujeres en puestos de liderazgo va detrás al de otras industrias, aunque el sector tecnológico ejerce más influencia en la economía global y en la vida de las personas.
“El director ejecutivo es el rostro de la empresa”, y en la industria tecnológica, “de una forma casi colectiva, el mundo parece querer que ese rostro sea el de un hombre blanco”, comentó Jenny Lefcourt, fundadora de All Raise, una organización sin fines de lucro enfocada en fomentar la igualdad racial y de género, e inversionista de Freestyle Capital.
Según un informe del bufete jurídico Fenwick & West, de las 150 firmas más importantes de Silicon Valley en cuanto a ingresos, el 4,8 por ciento eran lideradas por mujeres a finales de 2020, la misma cifra de 2018. En contraste, el porcentaje de directoras ejecutivas en empresas del índice S&P 500 aumentó del 4,8 por ciento en 2018 al 6 por ciento a finales de 2020.
Algunas mujeres en puestos de poder de empresas tecnológicas que cotizan en bolsa, como Vijaya Gadde, consejera general de Twitter, se han convertido en víctimas de acoso. Otras, como Françoise Brougher, la exdirectora de operaciones de Pinterest, han interpuesto demandas por discriminación. Y en años recientes, pareciera que las lideresas en el sector tecnológico son contratadas para limpiar el caos que provocó alguien más, lo cual ha dado paso al término “precipicio de cristal”, un juego de palabras derivado de “techo de cristal” y una referencia a los altos riesgos que implican estos cargos.